sábado, 27 de diciembre de 2008

Planeta virtual

Internet se ha convertido en un reflejo de la sociedad actual. Esta frase, tan frecuente hoy en día, está llena de matices. La red no es simplemente un reflejo, es una sociedad parcialmente nueva, dinámica y cambiante, donde aparecen representados tanto colectivos reales y habituales como comunidades emergentes que no tendrían cabida en el mundo físico que nos rodea. Cuando me detengo a reflexionar sobre esto, siempre pongo como ejemplo al Menéame, tanto por la cantidad de usuarios que tiene (lo cual permite elaborar ciertas estadísticas medianamente fiables) como por el tiempo que invierto en esa web. Si observamos por un momento el funcionamiento del sitio, encontraremos equivalentes sociales de casi cualquier cosa.

· Núcleos
Uno de los efectos de la convivencia es la formación de pequeñas o no tan pequeñas agrupaciones de personas/usuarios particularmente afines. En algunos casos, los grupos formados se jerarquizan, sin necesidad de que exista un líder nato, puesto que a veces el que se erige a sí mismo como líder no es más que un muñeco al que el resto manipula; en otros casos, existe un cierto equilibrio, donde todos tienen voz y voto y prevalece el respeto mutuo. Algunos pseudonúcleos que se llegan a formar son, incluso, transitorios, similares a los grupos de personas que olvidan sus rencillas personales en momentos dramáticos o futbolísticos.
· Alteradores:
En toda sociedad pacífica siempre termina apareciendo un elemento de ruptura, que se encarga de quebrar el ambiente distendido sembrando el caos y el conflicto. Estos individuos no reflexionan antes de generar una discusión, o reflexionan demasiado. Su única finalidad aparente es desviar la atención hacia sí mismos e intentar denostar al resto, con poca educación unas veces o con exceso de ella para poder hacer de víctimas si su objetivo no se cumple. Estos últimos tienen seguidores que se dejan deslumbrar por frases vacías, así como detractores que no se dejan engañar por sus métodos enrevesados. Los provocadores natos, que a menudo caen en el insulto y la descalificación, son mucho menos peligrosos, puesto que se dejan en evidencia y la propia sociedad procura eliminarlos.
· Anónimos:
Si bien esto es algo que se puede dar en el mundo real™, en el caso de la red es exageradamente frecuente. Son individuos se amparan en el anonimato de un nick para generar el caos como los alteradores, pero van más allá todavía. Nunca dan la cara, su cobardía es suprema y sus métodos más rastreros, si cabe. Se dedican a navegar acariciando los límites entre lo legal y lo ilegal, cuando no los atraviesan drásticamente. Son perversos y, probablemente, desequilibrados. No está claro ni siquiera que posean un objetivo, puesto que eso podría exceder sus capacidades. Por su culpa estamos sumidos en debates sobre la necesidad de filtrar contenidos o controlar el tráfico en internet.

Pero no todo es negativo en esta sociedad virtual en la que estamos sumergidos. Gracias a la globalización existente, aparecen formas de relacionarse que no solo sustituyen a las reales, sino que las complementan.

· Amistades:
Es sabido por todos que la red permite contacto entre las personas sin el mismo compromiso que se genera en la interacción física. No hay miradas incómodas, ni las mismas obligaciones. Uno puede expresar libremente sus miedos, inquietudes o deseos gracias a ese anonimato del que otros abusan, creando vínculos con usuarios que pueden satisfacer parcialmente las necesidades de relacionarse con otros individuos. Es el paraíso de los tímidos, capaces de mostrarse abiertamente y sin complejos, para terminar conociendo a otros como ellos y formar núcleos estables. Otra de las ventajas de internet respecto al mundo físico es la posibilidad de comunicarse a distancia, instantánea y simultáneamente con varias personas, lo cual permite generar amistades que se mantienen a miles de kilómetros con una facilidad pasmosa.
· Familias:
No, no es un concepto mafioso. Las familias reales están compuestas por individuos que comparten lazos de sangre y parentesco, impuestas y no elegidas. Esto no las convierte necesariamente en no deseadas, pero limita la potencialidad de este núcleo de personas. En la red, sin embargo, cuando la amistad llega más lejos, cuando los alias ya no son simplemente apodos y hasta se ha traspasado la barrera virtual para mostrarse físicamente, aparece una nueva agrupación, más sólida, que se podría denominar familia. Este núcleo genera conflictos, diversión, preocupación y todas las emociones posibles, siendo mucho menos estanco que una familia normal. Los individuos que la conforman no están atados por un compromiso, pudiendo incorporarse o abandonarla en cualquier momento, pero los lazos que se han formado son más difíciles de romper, hasta el punto de que un grupo de palabras escritas por un simple nick en la pantalla pueden producir más reacciones en nosotros de las que cabría esperar. La familia es dura, sincera, pero está ahí cuando hace falta, prestando apoyo incondicional y haciendo nuestra vida un poco más completa.

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