jueves, 4 de diciembre de 2008

Fábula invernal

Un granjero se encontró un día a un pequeño angelito enganchado en un árbol. Era del tamaño de una mariposa, pero su color dorado resaltaba sobre el fondo blanquecino de la nieve que cubría los abetos.

El granjero se lo llevó a su casa, lo puso junto al fuego para que entrase en calor y le hizo una camita a su medida. El angelito, satisfecho, obsequió al amable aldeano con las insólitas narraciones de sus aventuras a lo largo de la Historia.

Día tras día, iban trabando amistad, pues el hombre antaño se sentía solo y el angelito estaba cansado de recorrer mundo. Sin embargo, una noche, el granjero se acercó sigilosamente a la camita del ángel y le cortó las alas.

A la mañana siguiente, el pequeño angelito había desaparecido y el hombre volvió a quedarse solo.

Años después, en la época de las nieves, recibió la visita de otro ángel que, enfurecido, le preguntó el porqué de aquella terrorífica acción.

- Tenía miedo de que un día se marchase y volviese a sentirme solo - contestó el granjero.

- Pues hiciste lo único que podías hacer para apartarlo de tu lado: robarle la libertad.

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