miércoles, 30 de abril de 2008

Alerta alimentaria

La ONU advierte que es necesario paliar la crisis de los alimentos antes de que estallen rebeliones a gran escala. Tienen razón, en el momento en el que las personas no tienen nada que llevarse al estómago se termina la filosofía y la vida contemplativa. Una profesora mía nos confesó hoy que está convencida de que todo esto es fruto de la guerra de Iraq. Argumenta que el gasto económico que ha supuesto para Estados Unidos esa guerra es tan elevado que su propia economía se tambalea; la crisis estadounidense ha sido tal que los bancos han tenido que prestar más dinero del que debían y ahora se encuentran con problemas a la hora de recuperarlo. No hay ni petróleo (puesto que boicotean su extracción) ni dinero para comprarlo, así que buscan alternativas, como los cultivos de biocombustibles, que han encarecido el precio de alimentos cotidianos. Y no sólo se ha encarecido, sino que países productores de materias primas como el arroz (caso de China) han reducido su exportación, lo que probablemente desemboque en crisis mundial. Por supuesto, los países inicialmente afectados serán aquellos que posean menos recursos, pero sin materias primas ya veremos cómo avanza el mundo.

Supongo que estoy de acuerdo en parte. Ingenuamente, intento pensar que la economía mundial es algo más complejo que un presidente de un gran país buscando grandes riquezas a costa de otros sin atenerse a las consecuencias. Intento creer que es algo más estable que todo esto. Intento convencerme de que no caerá tan fácilmente por culpa de una mala gestión de alguien poderoso pero no demasiado inteligente. Es posible que todos estos intentos sean vanos.

Enlazando con el tema, hay un tema recurrente que hoy en día está en auge: los bancos de germoplasma. Puede parecer irrelevante, absurdo o fuera de contexto, pero no es así. Estos bancos tienen como objetivo conservar muestras de las especies vegetales de cada zona, no solo para mantener la biodiversidad, sino también como reservorio de especies importantes agrícola e industrialmente. La importancia que tiene no es solo esta reserva, sino también la mejora de estas especies mediante técnicas tradicionales y no tan tradicionales. Cuando se habla de la economía y la alimentación mundial, los recelos tecnológicos se dejan un poco de lado. Hay que avanzar, es un hecho. Necesitamos producir más en menos sitio, mejorar la calidad de los productos (no solo organoléptica, sino nutritiva) y sostener a una población que aumenta de forma inversamente proporcional a los recursos que posee. Las técnicas de mejora "convencional" no son las ótpimas para estos casos, ni por la rapidez ni por la eficiencia, y hablamos de una crisis que se nos echa encima. Todavía tenemos el estómago lleno, así que podemos protestar contra los avances que queramos desde nuestra cómoda posición.


¿Qué haremos cuando esté vacío?


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